Los problemas que viene originando la chicharrita del maíz en todas las áreas productivas del cereal en el país está generando una diversidad de información de todo tipo. Dentro de esta, se destaca una gran cantidad de alternativas técnicas que podrían ayudar a enfrentar a la enfermedad.
Mucha información se viene dando desde el mismo momento en que el spiroplasma apareció con fuerza en la Argentina -sobre todo, en las provincias del norte, donde más dañó este cultivo-.
Productores y demás actores del sector saben que el maíz es una cadena productiva muy grande y muy importante. Participa en alimento y en energía; proporciona carne vacuna, porcina, aviar, huevos, lácteos y alimentación directa, además de todo lo que genera de logística y de servicio en toda la cadena y, obviamente, en la sustentabilidad de la cadena de producción.
La región del NOA fue afectada, y las pérdidas así lo confirman. A raíz de ello, muchas personas trabajan en diferentes frentes para encontrar soluciones que permitan disminuir el efecto de la enfermedad.
“Movilizados por los graves daños que tuvimos en el maíz, en Tucumán logramos formar un grupo de trabajo que desde hace un tiempo se viene reuniendo. Logramos armar un grupo netamente técnico para lograr tener un diagnóstico cierto de lo que sucedía con el cultivo en la provincia y, luego, doseñar estrategias de trabajo”, señaló Gonzalo Blasco, presidente de la Asociación de Productores Agrícolas y Ganaderos del Norte (Apronor). Esta entidad forma parte del comité “Salvemos al maíz”, conformado, además por la Sociedad Rural de Tucumán (SRT), por el Colegio de Ingenieros Agrónomos y Zootecnistas de Tucumán (Ciazt) y por los Consorcios Regionales de Experimentación Agropecuaria (CREA) del NOA.
Muchas noticias vienen apareciendo sobre nuevos híbridos más tolerantes al spiroplasma, sobre fitosanitarios que controlan el vector de mejor manera, sobre que las heladas y el frío intenso eliminan la chicharrita, sobre la baja de aranceles a la importación para productos químicos que pueden ayudar a controlar a la plaga y sobre trabajos de investigación científica que también buscan lograr ese efecto.
“Nosotros como grupo de trabajo, tenemos bien claro que el objetivo final es bajar la densidad poblacional, para que lleguemos a las fechas de siembra habituales para nuestra región con la menor cantidad posible de insectos deambulando por los campos. Para ello tenemos la certeza de que debemos cumplir con recomendaciones básicas que venimos planteando desde el principio”, subrayó Blasco.
Contó que, como una organización técnica y productiva, están trabajando sobre la problemática. “Estamos viendo la forma de que como región NOA nos escuchen, ya que la situación es muy grave y que estamos siendo muy golpeados por este problema”, afirmó.
Destacó que los miembros del comité “Salvemos al Maíz” están convencidos de que no hay una propuesta aislada que dé una solución. “Debido a ello, necesitamos que cada uno de los que producimos y trabajamos en este sector seamos partícipes, para encontrar las soluciones a los daños que provoca el achaparramiento del maíz. Se sabe que no hay medidas aisladas. No hay una solución individual”, puntualizó Blasco.
Indicó que se debe trabajar en estrategias de manejo integrales y de manera conjunta para que se logren resultados eficientes para minimizar los daños que ocasiona la chicharrita como vector y el achaparramiento como enfermedad.
“Como venimos diciendo en cada una de las reuniones en la que participamos u organizamos: debemos tomar acciones coordinadas para lograr bajar la población del vector y de la enfermedad. Esa es la clave y la base de la pirámide. Después vienen otras acciones a tomar, como la genética y el control químico del insecto”, explicó.
Insistió en que se debe gestionar la plaga, y que la base de esa acción es bajar su densidad poblacional. Y remarcó, además, que esto debe hacerse a nivel regional o en grandes extensiones. “Es necesario realizar el vacío sanitario regional para que la chicharrita no encuentre maíz verde desde agosto hasta noviembre. Por supuesto, es ideal que no haya maíz ‘guacho’. Tengamos en claro esto. Controlar el ‘guacho’ es parte del vacío sanitario”, precisó.
Coordinación
Recordó que se debe concentrar la ventana de siembra y trabajar de manera coordinada con un plan de comunicación acorde a la situación. “Para que lo poco o mucho que se sepa sobre esta problemática sea accesible a todos los que necesitan buena información”, dijo.
Advirtió, además, que la problemática es diferente en cada provincia e, incluso, dentro de una misma. “Debido a ello, las acciones deben ser consensuadas y comunicadas de la mejor manera posible”, destacó.